Ciclones a distancia y las malas noches
Por: Natasha Castillo Rivera y Abimael Castro Rivera
En innumerables ocasiones, los ciclones tropicales se desvían o simplemente toman una ruta un tanto distante de la isla. A esos ciclones se les tiende a minimizar sus potenciales daños e impactos; los cual es un grave error. ¿Cuál sería el escenario si un huracán intenso pasa a poco más de 70 millas de nuestras costas? ¿Creería usted que una débil tormenta que se desplaza a 45 millas de la isla sea capaz de dejar inundaciones extraordinarias en el país? Estos casos se vivieron en carne propia, en Puerto Rico, en el 1960 y el 1975.
En el año 1960 se desarrollaron solo 7 ciclones, 2 de ellos intensos (categoría 3 o más). Además de que fue una temporada con ciclones muy por debajo de lo normal, solamente dos sistemas tuvieron origen entre África y las Antillas Menores, en el Atlántico Tropical. De estos, solo un ciclón fue de tipo Cabo Verde; o sea, es un ciclón que se desarrolla a 600 millas o menos de las Islas de Cabo Verde, al oeste de África, y que se convierte en huracán antes de llegar a la región del Caribe. Este fue el huracán Donna, también conocido como San Lorenzo. Donna se desarrolló como depresión tropical el 29 de agosto en la latitud 10.2°N y longitud 21.5°0. El ciclón fue detectado por navegantes, quienes difundieron rápidamente la información sobre esta amenaza que estaba en pleno desarrollo.
Su movimiento general fue hacia el oeste-noroeste, y se mantuvo así hasta llegar al noreste de las Antillas Menores, alrededor del día 4 de septiembre. En ese periodo, Donna ya había alcanzado la clasificación de huracán intenso de categoría 5. Al próximo día, Donna se trasladó a unas 70 millas al noreste de la isla y a 100 millas de la costa norte, oscilando entre las categorías 4 (con vientos de 150 mph) y 3 (con vientos de 125 mph) con un campo de vientos huracanados de 50 millas. En aquel entonces, el Negociado del Tiempo había emitido un aviso de huracán para Puerto Rico.
Dada su trayectoria, todo parecía indicar que el sistema sería otro que pasaría desapercibido; sin embargo, llovió por alrededor de 8 horas, y en tan solo la mitad de este periodo se reportaron cerca de 12” de lluvia. Los estimados totales oscilaron entre 15 y 20” de precipitación. Esas cantidades extraordinarias de lluvia, en un lapso tan corto, produjo que la mayoría de los ríos del norte y este de la isla se salieran de su cauce. Esto, a su vez, dio paso a grandes inundaciones, algunas de ellas descritas como de las más severas reportadas en la isla. Uno de los municipios más afectado a raíz de las inundaciones fue Humacao, donde más de 100 personas murieron ahogadas a causa de la inundación causada por el desbordamiento del Río Humacao. A esa fatídica noche se le conoce localmente como la “Mala noche”, dado en el momento en el cual ocurrieron los hechos. Informes oficiales señalan que la indiferencia de los residentes ante los avisos de inundación y en desalojar las áreas inundables fue la razón principal de tal desastre. Los cuerpos de decenas de personas fueron llevados hasta un antiguo cuartel de ese mismo municipio. Allí los amontonaron en un pequeño patio, y con la ayuda de los pertenencias que le caracterizaban, eran identificados. Una vez se identificaban los cuerpos, estos eran llevados hasta la residencia de sus familiares o de aquellos que tuvieron la dicha de no haberlo perdido todo. Esto, puesto a que cerca de 500 viviendas fueron totalmente destruidas, y alrededor de 3,000 sufrieron algún daño. Se describía al pueblo como uno dominado por desolación y el silencio; solo alrededor de la plaza se podía percibir alguna charla, ya que allí se encontraban los cientos de refugiados de la zona.
Así pues, y pese a no ser de impacto directo en la isla, Donna generó grandes pérdidas ―tanto económicas como de vida― las cuales se produjeron a raíz de las copiosas lluvias que dejó a su paso. Además de Humacao, otros municipios con reportes de muertes fueron: Patillas, San Lorenzo, Cayey, Ceiba, Carolina, Orocovis, Manatí y Comerío. Entretanto, las pérdidas económicas producidas se estimaron en los $7 millones, de los cuales $1 millón fueron en el sector agrícola ante la pérdida de semilleros de tabaco, pastizales y efectos indirectos en la ganadería. En el contexto del sector agrícola, hacían 4 años que un sistema atmosférico no amenazaba al país, lo que había favorecido el auge en la agricultura del tabaco pese la migración de personas de las áreas rurales al área urbana dado a la creación de nuevos empleos en fábricas. Fueron, precisamente, ambos sectores de los más que sufrieron el impacto del ciclón.
A pesar de que Puerto Rico fue testigo de la devastación que puede generar un sistema a la distancia, al parecer la experiencia no fomentó el manejo y acción ante este tipo de amenazas. Resulta que, 15 años más tarde, una débil tormenta tropical se desplazó por las aguas adyacentes, al norte de la isla. Se trata de Eloisa (Eloise en inglés), un ciclón de desarrollo muy lento. Eloisa fue uno de los 9 ciclones que se formaron durante la temporada ciclónica de 1975. A pesar de ser una temporada con relativamente baja actividad ciclónica, 6 de estos 9 ciclones fueron huracanes. Estos se formaron en secuencia desde julio hasta septiembre, desde Blanche (el 24 de julio) hasta Gladys (el 22 de septiembre). Eloisa surge como depresión tropical el 13 de septiembre, al este de las Islas Vírgenes Británicas, con vientos de 30 mph. Hasta el 15 de septiembre se mantuvo como depresión tropical y en la madrugada del 16 alcanzó vientos de tormenta. Justo en ese periodo de transición, Eloisa iba desplazándose a 14 mph a unas 40 millas al norte de Puerto Rico.
Es vital que los impactos que puedan traer las amenazas ciclónicas no se minimicen con respecto a su magnitud o la distancia de su trayectoria en relación a la isla: Eloisa es un gran ejemplo de esto. Pese a ser un sistema de transición entre una depresión y una tormenta, a medida que pasaba por aguas cercanas, este fenómeno fue de gran impacto para la isla. Cualquier persona pensaría que, al ser débil, no generaría grandes daños, pero desconocen que un sistema ciclónico en su fase prematura suele ser más amplio y desorganizado. Este fue el caso de Eloisa, tormenta que ha generado uno de los eventos de lluvias de mayor impacto en la isla, y que, como Donna, produjo “malas noches” y días.
“Precisamente, Eloisa, en un periodo cercano a 24 horas, generó sobre 20” de lluvia en el municipio de Maricao y sobre 30” en Utuado en un periodo de 48 horas. Estas lluvias produjeron grandes inundaciones a través del centro, sur y mitad oeste del país. Tras los efectos indirectos de Eloisa, se estima que murieron alrededor de 40 personas ―la mayoría en las zonas más afectadas por las lluvias― ahogadas o electrocutadas. En cuanto a impactos económicos, entre daños a la agricultura e inundación, se estima que ascendieron a cerca de $50 millones.
La angustia e impresión ante el evento se hicieron sentir en Utuado, uno de los municipios más afectados. “Se sintió el impacto real y devastador en Puerto Rico”, dijeron Beto Villafañe y su esposa Dylia, residentes de dicho municipio que se dedicaron a describir el evento. En su blog describen que “la creciente vino con toda su fuerza y sin obstáculos directamente hacia la Urbanización Cabrera.” Con desespero recalcan que “podíamos ver como el río iba inundando toda la vega y avanzaba hacia nosotros mientras los niveles de agua subían rápidamente.” “El gran golpe de agua duró como 40 minutos que nos parecieron una eternidad” siguió la descripción de las inundaciones en Utuado. Relata cómo la crecida principalmente no fue por el Río Viví del pueblo de Utuado, sino por el Río Grande de Arecibo que al recibir tantas pulgadas de lluvia continua hizo que el Río Viví se "embuchara", lo que por consecuencia hizo que aquel barrio en Utuado recibiera ese golpe de agua sin ninguna anticipación. Así se vivió la devastación de una débil tormenta, que apenas produjo evento de vientos en la isla, pues no tocó suelo Boricua.
Debemos comprender que no es necesario recibir el fenómeno atmosférico sobre tierra para que cause daños y pérdidas de vidas; así nos lo dejaron saber el huracán Donna y la tormenta tropical Eloisa. Una vez recibido los efectos indirectos de estos ciclones, Donna continuó su marcha como huracán categoría 4 hacia Las Bahamas, el norte de Cuba y la península de Florida, cruzando de sur a noreste, hasta perder fuerza, degradándose a categoría 2. Eventualmente, salió a las aguas del Atlántico y tocó tierra estadounidense, nuevamente, entre Carolina del Norte y Connecticut; hasta llegar a Nueva Inglaterra. Se le atribuye la muerte de alrededor de 150 personas y pérdidas ascendentes a $387 millones a través de las zonas impactadas. Entretanto, Eloisa continuó su curso a través de las Antillas Mayores; afectó el norte de La Española como huracán categoría 1, luego se mantuvo como tormenta hasta llegar a Cuba y a la Península de Yucatán. Una vez situada en el Golfo de México, Eloisa adquirió gran intensidad, de huracán categoría 3, e impactó el noroeste de la península de Florida y al estado de Alabama. Allí generó pérdidas ascendentes a $490 millones y alrededor de 80 muertes.
En el año 1960 se desarrollaron solo 7 ciclones, 2 de ellos intensos (categoría 3 o más). Además de que fue una temporada con ciclones muy por debajo de lo normal, solamente dos sistemas tuvieron origen entre África y las Antillas Menores, en el Atlántico Tropical. De estos, solo un ciclón fue de tipo Cabo Verde; o sea, es un ciclón que se desarrolla a 600 millas o menos de las Islas de Cabo Verde, al oeste de África, y que se convierte en huracán antes de llegar a la región del Caribe. Este fue el huracán Donna, también conocido como San Lorenzo. Donna se desarrolló como depresión tropical el 29 de agosto en la latitud 10.2°N y longitud 21.5°0. El ciclón fue detectado por navegantes, quienes difundieron rápidamente la información sobre esta amenaza que estaba en pleno desarrollo.
Su movimiento general fue hacia el oeste-noroeste, y se mantuvo así hasta llegar al noreste de las Antillas Menores, alrededor del día 4 de septiembre. En ese periodo, Donna ya había alcanzado la clasificación de huracán intenso de categoría 5. Al próximo día, Donna se trasladó a unas 70 millas al noreste de la isla y a 100 millas de la costa norte, oscilando entre las categorías 4 (con vientos de 150 mph) y 3 (con vientos de 125 mph) con un campo de vientos huracanados de 50 millas. En aquel entonces, el Negociado del Tiempo había emitido un aviso de huracán para Puerto Rico.
Dada su trayectoria, todo parecía indicar que el sistema sería otro que pasaría desapercibido; sin embargo, llovió por alrededor de 8 horas, y en tan solo la mitad de este periodo se reportaron cerca de 12” de lluvia. Los estimados totales oscilaron entre 15 y 20” de precipitación. Esas cantidades extraordinarias de lluvia, en un lapso tan corto, produjo que la mayoría de los ríos del norte y este de la isla se salieran de su cauce. Esto, a su vez, dio paso a grandes inundaciones, algunas de ellas descritas como de las más severas reportadas en la isla. Uno de los municipios más afectado a raíz de las inundaciones fue Humacao, donde más de 100 personas murieron ahogadas a causa de la inundación causada por el desbordamiento del Río Humacao. A esa fatídica noche se le conoce localmente como la “Mala noche”, dado en el momento en el cual ocurrieron los hechos. Informes oficiales señalan que la indiferencia de los residentes ante los avisos de inundación y en desalojar las áreas inundables fue la razón principal de tal desastre. Los cuerpos de decenas de personas fueron llevados hasta un antiguo cuartel de ese mismo municipio. Allí los amontonaron en un pequeño patio, y con la ayuda de los pertenencias que le caracterizaban, eran identificados. Una vez se identificaban los cuerpos, estos eran llevados hasta la residencia de sus familiares o de aquellos que tuvieron la dicha de no haberlo perdido todo. Esto, puesto a que cerca de 500 viviendas fueron totalmente destruidas, y alrededor de 3,000 sufrieron algún daño. Se describía al pueblo como uno dominado por desolación y el silencio; solo alrededor de la plaza se podía percibir alguna charla, ya que allí se encontraban los cientos de refugiados de la zona.
Así pues, y pese a no ser de impacto directo en la isla, Donna generó grandes pérdidas ―tanto económicas como de vida― las cuales se produjeron a raíz de las copiosas lluvias que dejó a su paso. Además de Humacao, otros municipios con reportes de muertes fueron: Patillas, San Lorenzo, Cayey, Ceiba, Carolina, Orocovis, Manatí y Comerío. Entretanto, las pérdidas económicas producidas se estimaron en los $7 millones, de los cuales $1 millón fueron en el sector agrícola ante la pérdida de semilleros de tabaco, pastizales y efectos indirectos en la ganadería. En el contexto del sector agrícola, hacían 4 años que un sistema atmosférico no amenazaba al país, lo que había favorecido el auge en la agricultura del tabaco pese la migración de personas de las áreas rurales al área urbana dado a la creación de nuevos empleos en fábricas. Fueron, precisamente, ambos sectores de los más que sufrieron el impacto del ciclón.
A pesar de que Puerto Rico fue testigo de la devastación que puede generar un sistema a la distancia, al parecer la experiencia no fomentó el manejo y acción ante este tipo de amenazas. Resulta que, 15 años más tarde, una débil tormenta tropical se desplazó por las aguas adyacentes, al norte de la isla. Se trata de Eloisa (Eloise en inglés), un ciclón de desarrollo muy lento. Eloisa fue uno de los 9 ciclones que se formaron durante la temporada ciclónica de 1975. A pesar de ser una temporada con relativamente baja actividad ciclónica, 6 de estos 9 ciclones fueron huracanes. Estos se formaron en secuencia desde julio hasta septiembre, desde Blanche (el 24 de julio) hasta Gladys (el 22 de septiembre). Eloisa surge como depresión tropical el 13 de septiembre, al este de las Islas Vírgenes Británicas, con vientos de 30 mph. Hasta el 15 de septiembre se mantuvo como depresión tropical y en la madrugada del 16 alcanzó vientos de tormenta. Justo en ese periodo de transición, Eloisa iba desplazándose a 14 mph a unas 40 millas al norte de Puerto Rico.
Es vital que los impactos que puedan traer las amenazas ciclónicas no se minimicen con respecto a su magnitud o la distancia de su trayectoria en relación a la isla: Eloisa es un gran ejemplo de esto. Pese a ser un sistema de transición entre una depresión y una tormenta, a medida que pasaba por aguas cercanas, este fenómeno fue de gran impacto para la isla. Cualquier persona pensaría que, al ser débil, no generaría grandes daños, pero desconocen que un sistema ciclónico en su fase prematura suele ser más amplio y desorganizado. Este fue el caso de Eloisa, tormenta que ha generado uno de los eventos de lluvias de mayor impacto en la isla, y que, como Donna, produjo “malas noches” y días.
“Precisamente, Eloisa, en un periodo cercano a 24 horas, generó sobre 20” de lluvia en el municipio de Maricao y sobre 30” en Utuado en un periodo de 48 horas. Estas lluvias produjeron grandes inundaciones a través del centro, sur y mitad oeste del país. Tras los efectos indirectos de Eloisa, se estima que murieron alrededor de 40 personas ―la mayoría en las zonas más afectadas por las lluvias― ahogadas o electrocutadas. En cuanto a impactos económicos, entre daños a la agricultura e inundación, se estima que ascendieron a cerca de $50 millones.
La angustia e impresión ante el evento se hicieron sentir en Utuado, uno de los municipios más afectados. “Se sintió el impacto real y devastador en Puerto Rico”, dijeron Beto Villafañe y su esposa Dylia, residentes de dicho municipio que se dedicaron a describir el evento. En su blog describen que “la creciente vino con toda su fuerza y sin obstáculos directamente hacia la Urbanización Cabrera.” Con desespero recalcan que “podíamos ver como el río iba inundando toda la vega y avanzaba hacia nosotros mientras los niveles de agua subían rápidamente.” “El gran golpe de agua duró como 40 minutos que nos parecieron una eternidad” siguió la descripción de las inundaciones en Utuado. Relata cómo la crecida principalmente no fue por el Río Viví del pueblo de Utuado, sino por el Río Grande de Arecibo que al recibir tantas pulgadas de lluvia continua hizo que el Río Viví se "embuchara", lo que por consecuencia hizo que aquel barrio en Utuado recibiera ese golpe de agua sin ninguna anticipación. Así se vivió la devastación de una débil tormenta, que apenas produjo evento de vientos en la isla, pues no tocó suelo Boricua.
Debemos comprender que no es necesario recibir el fenómeno atmosférico sobre tierra para que cause daños y pérdidas de vidas; así nos lo dejaron saber el huracán Donna y la tormenta tropical Eloisa. Una vez recibido los efectos indirectos de estos ciclones, Donna continuó su marcha como huracán categoría 4 hacia Las Bahamas, el norte de Cuba y la península de Florida, cruzando de sur a noreste, hasta perder fuerza, degradándose a categoría 2. Eventualmente, salió a las aguas del Atlántico y tocó tierra estadounidense, nuevamente, entre Carolina del Norte y Connecticut; hasta llegar a Nueva Inglaterra. Se le atribuye la muerte de alrededor de 150 personas y pérdidas ascendentes a $387 millones a través de las zonas impactadas. Entretanto, Eloisa continuó su curso a través de las Antillas Mayores; afectó el norte de La Española como huracán categoría 1, luego se mantuvo como tormenta hasta llegar a Cuba y a la Península de Yucatán. Una vez situada en el Golfo de México, Eloisa adquirió gran intensidad, de huracán categoría 3, e impactó el noroeste de la península de Florida y al estado de Alabama. Allí generó pérdidas ascendentes a $490 millones y alrededor de 80 muertes.
Impactos de la tormenta tropical Eloisa en Mayagüez
[Fotos suministradas por el Archivo Municipal Histórico de Mayagüez]
[Fotos suministradas por el Archivo Municipal Histórico de Mayagüez]
Referencias consultadas y otros recursos de interés
Barnes, H.H. y Bogart, D.B. 1961. "Floods of September 6, 1960, in Eastern Puerto Rico". Geological Survey Circular 451. WA: US Geological Survey.
Caldera Ortiz, L. 2017. Historia de los ciclones y huracanes tropicales en Puerto Rico. Coamo, Puerto Rico: Editoral El Jagüey.
EcoExploratorio: Museo de Ciencias de Puerto Rico (http://ecoexploratorio.org/).
López, M.A. 1967. "Floods at Humacao, Puerto Rico". US Geological Survey: Hydrological Investigation Atlas HA-265.
López Marrero, T. y Castro Rivera, A. 2018. Actividad ciclónica en Puerto Rico y sus alrededores: 1867 al 2017. Mayagüez, P.R.: Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral.
Miner Solá, E. 2000. Historia de los huracanes en Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico: First Book Publishing.
National Oceanic and Atmospheric Administration, National Weather Service. “Significant Puerto Rico and US Virgin Islands Floods”. (https://www.weather.gov/safety/flood-states-pr)
National Oceanic and Atmospheric Administration, National Weather Service. “Hurricane Eloise - September 23, 1975”. (https://www.weather.gov/mob/Eloise)
Salivia, L. 1972. Historia de los temporales de Puerto Rico y las Antillas. San Juan, Puerto Rico: Editorial Edil.
U.S. Weather Bureau. 1960. “Hurricane Donna, September 2-13, 1960: Preliminary Report with Advisories and Bulletins Issued”.
Villafañe, B. 1975. “El Paso de Eloisa por Utuado, Puerto Rico”. Blog de Beto (http://www.beto.net/eloisarelato.htm)
Weather Underground Hurricane and Tropical Cyclones Archive (https://www.wunderground.com/hurricane/hurrarchive.asp)
Mensaje del Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico Hon. Rafael Hernández Colón en ocasión de inaugurarse la primera fase de la segunda etapa de la canalización del Rio Humacao (1990).
Caldera Ortiz, L. 2017. Historia de los ciclones y huracanes tropicales en Puerto Rico. Coamo, Puerto Rico: Editoral El Jagüey.
EcoExploratorio: Museo de Ciencias de Puerto Rico (http://ecoexploratorio.org/).
López, M.A. 1967. "Floods at Humacao, Puerto Rico". US Geological Survey: Hydrological Investigation Atlas HA-265.
López Marrero, T. y Castro Rivera, A. 2018. Actividad ciclónica en Puerto Rico y sus alrededores: 1867 al 2017. Mayagüez, P.R.: Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral.
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Salivia, L. 1972. Historia de los temporales de Puerto Rico y las Antillas. San Juan, Puerto Rico: Editorial Edil.
U.S. Weather Bureau. 1960. “Hurricane Donna, September 2-13, 1960: Preliminary Report with Advisories and Bulletins Issued”.
Villafañe, B. 1975. “El Paso de Eloisa por Utuado, Puerto Rico”. Blog de Beto (http://www.beto.net/eloisarelato.htm)
Weather Underground Hurricane and Tropical Cyclones Archive (https://www.wunderground.com/hurricane/hurrarchive.asp)
Mensaje del Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico Hon. Rafael Hernández Colón en ocasión de inaugurarse la primera fase de la segunda etapa de la canalización del Rio Humacao (1990).