Resurgir borincano y Te vi desnuda
Por: Amarilys Arocho Barreto
Poemas por: Mariola Cortés Cardona
Poemas por: Mariola Cortés Cardona
Con los poemas Resurgir borincano y Te vi desnuda, Mariola Cortés Cardona pretende mostrar el lado positivo del huracán María; ese nuevo resurgir puertorriqueño donde se compartió en familia, entre amistades, sin que la tecnología se interpusiera entre nosotros.
El poema Resurgir borincano surgió a partir de los momentos que Mariola vivió y observó días después del huracán: la comunidad unida, los niños jugando afuera, las tertulias bajo la luna y las estrellas, baños con agua de lluvia, lavar a mano en equipo. Eran experiencias que ella deseaba que nunca terminaran y las plasmó en poema para que no fueran olvidadas, y con la esperanza de que se continúen practicando.
Te vi desnuda fue escrito después de Resurgir borincano, mientras Mariola reflexionaba sobre la realidad que vivíamos: un huracán interno. Nos comenta la autora: “Las ropas viejas escondían el hambre y la sed que ya existía en nuestro país y tenía que ser descubierta en su totalidad para que se atendieran.” Un día de diciembre, mientras iba camino a su pueblo, observó un nuevo verdor en las montañas que le demostraba que Puerto Rico se levantaría con más fuerza que nunca y que, a pesar de que tomará tiempo, lograría florecer más hermosa que antes.
El poema Resurgir borincano surgió a partir de los momentos que Mariola vivió y observó días después del huracán: la comunidad unida, los niños jugando afuera, las tertulias bajo la luna y las estrellas, baños con agua de lluvia, lavar a mano en equipo. Eran experiencias que ella deseaba que nunca terminaran y las plasmó en poema para que no fueran olvidadas, y con la esperanza de que se continúen practicando.
Te vi desnuda fue escrito después de Resurgir borincano, mientras Mariola reflexionaba sobre la realidad que vivíamos: un huracán interno. Nos comenta la autora: “Las ropas viejas escondían el hambre y la sed que ya existía en nuestro país y tenía que ser descubierta en su totalidad para que se atendieran.” Un día de diciembre, mientras iba camino a su pueblo, observó un nuevo verdor en las montañas que le demostraba que Puerto Rico se levantaría con más fuerza que nunca y que, a pesar de que tomará tiempo, lograría florecer más hermosa que antes.
Resurgir borincano
Han pasado casi 20 años
desde el último embate,
la brisa cambia
el clima habla.
Y el boricua preparando anda
“asegura, asegura,
por si acaso pasa,
ese huracán, del que tanto hablan”.
Dieron las cuatro de la madrugada,
el rugir de los vientos me levantaba,
un fenómeno nunca antes visto nos azotaba,
y al mismo tiempo una gran lección daba.
Huracán María, se llamaba,
aquel que a viento y espada,
todo a su paso se llevaba.
Un apagón cubrió la isla,
las inundaciones la limpiaban
y era que María,
un nuevo resurgir nos daba.
Tras su paso por la isla,
una unidad embargaba,
a ese corazón boricua
de aquí y de la diáspora.
Los caminos se tornaron alegres,
al ver a la gente con los machetes
que entre resuene y suene
todo limpiaban.
Los vecindarios se desbordaron,
niños, jóvenes y adultos por doquier
haciendo un bembé
todos los días a las seis.
Llegaba la noche, y el boricua con ansias esperaba,
el espectáculo que las estrellas
y la luna preparaban.
Tempranito en la mañana,
la ropa a mano se lavaba,
y si te daba calor
un baño en la chorra lo solucionaba.
A las once del día
el vecindario se juntaba
y entre todos un manjar
exquisito preparaban.
A las tres de la tarde,
la bola y el bate nos esperaban,
“¡hora de juego!”, todos gritaban
y el vecindario se juntaba.
Pasaron los días,
la armonía y la unión aumentaban,
y la boricua cuenta se daba,
que sin María, nada de eso pasaba.
Sin luz y sin agua todavía anda,
el terruño borincano que todos aman;
pero si nos miran del espacio podrán ver,
que ahora brilla más que en el ayer.
23 de septiembre de 2017
desde el último embate,
la brisa cambia
el clima habla.
Y el boricua preparando anda
“asegura, asegura,
por si acaso pasa,
ese huracán, del que tanto hablan”.
Dieron las cuatro de la madrugada,
el rugir de los vientos me levantaba,
un fenómeno nunca antes visto nos azotaba,
y al mismo tiempo una gran lección daba.
Huracán María, se llamaba,
aquel que a viento y espada,
todo a su paso se llevaba.
Un apagón cubrió la isla,
las inundaciones la limpiaban
y era que María,
un nuevo resurgir nos daba.
Tras su paso por la isla,
una unidad embargaba,
a ese corazón boricua
de aquí y de la diáspora.
Los caminos se tornaron alegres,
al ver a la gente con los machetes
que entre resuene y suene
todo limpiaban.
Los vecindarios se desbordaron,
niños, jóvenes y adultos por doquier
haciendo un bembé
todos los días a las seis.
Llegaba la noche, y el boricua con ansias esperaba,
el espectáculo que las estrellas
y la luna preparaban.
Tempranito en la mañana,
la ropa a mano se lavaba,
y si te daba calor
un baño en la chorra lo solucionaba.
A las once del día
el vecindario se juntaba
y entre todos un manjar
exquisito preparaban.
A las tres de la tarde,
la bola y el bate nos esperaban,
“¡hora de juego!”, todos gritaban
y el vecindario se juntaba.
Pasaron los días,
la armonía y la unión aumentaban,
y la boricua cuenta se daba,
que sin María, nada de eso pasaba.
Sin luz y sin agua todavía anda,
el terruño borincano que todos aman;
pero si nos miran del espacio podrán ver,
que ahora brilla más que en el ayer.
23 de septiembre de 2017
Te vi desnuda
Jamás pensé verte así,
ambas quedamos impactadas,
sabíamos que causaría un gran daño,
un gran torbellino, te despojo de todas tus vestiduras;
te dejo, desnuda.
Todas las hojas
que cubrían una verdad
llena de incertidumbre,
fueron removidas para ver la realidad.
Te vi desnuda,
te vi mal oliente,
te vi herida por el torbellino,
pero también pude ver las heridas
que tenías por dentro,
y que tu sola guardabas.
Te vi desnuda
pude sentir tu penura,
tu hambre, tu sed
que clamaban a gritos,
¡Ayuda!, desde hace años.
Te vi desnuda,
pude ver la verdad,
que tristemente,
una catástrofe tuvo que revelar,
que yacía guardada en tu corazón.
Te vi desnuda,
pude ver todo tu ser,
ahora verdaderamente pude comprender
lo hermosa y valiente que eres.
Continuas en pie de lucha
sacando las garras por tu gente
y demostrando al Oriente y Occidente
que tú, PUERTO RICO, eres el alma de tu gente,
la estrella de Oriente que jamás se apaga…
Te vi desnuda,
me viste desnuda,
ahora veo tu ropaje nuevo,
con un verde más intenso,
con un azul más reluciente,
con un blanco puro,
que refleja tu bandera en cada continente,
y dice al mundo entero lo grande que eres.
2 de diciembre de 2017
ambas quedamos impactadas,
sabíamos que causaría un gran daño,
un gran torbellino, te despojo de todas tus vestiduras;
te dejo, desnuda.
Todas las hojas
que cubrían una verdad
llena de incertidumbre,
fueron removidas para ver la realidad.
Te vi desnuda,
te vi mal oliente,
te vi herida por el torbellino,
pero también pude ver las heridas
que tenías por dentro,
y que tu sola guardabas.
Te vi desnuda
pude sentir tu penura,
tu hambre, tu sed
que clamaban a gritos,
¡Ayuda!, desde hace años.
Te vi desnuda,
pude ver la verdad,
que tristemente,
una catástrofe tuvo que revelar,
que yacía guardada en tu corazón.
Te vi desnuda,
pude ver todo tu ser,
ahora verdaderamente pude comprender
lo hermosa y valiente que eres.
Continuas en pie de lucha
sacando las garras por tu gente
y demostrando al Oriente y Occidente
que tú, PUERTO RICO, eres el alma de tu gente,
la estrella de Oriente que jamás se apaga…
Te vi desnuda,
me viste desnuda,
ahora veo tu ropaje nuevo,
con un verde más intenso,
con un azul más reluciente,
con un blanco puro,
que refleja tu bandera en cada continente,
y dice al mundo entero lo grande que eres.
2 de diciembre de 2017